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MASTERS OF ROCK CHILE, 2025 DAY 2: CUANDO EL NOMBRE QUEDA BIEN PUESTO

Noche de clásicos con los maestros de la música de los ’80.

24 de Abril Movistar Arena, Chile

ENIGMA

Más cargado a una cita que a una salida familiar, el público vivió un recambio por el ex Arena Santiago para dar paso a cueros, peinados y mucho alcohol, pues la triada de lujo del hard rock tuvo mucho que aportar desde temprano. En ese escenario, Enigma —banda chilena con 35 años de historia— marcó el inicio de una noche memorable con un set de 30 minutos tan intenso como preciso, demostrando por qué su nombre sigue vigente en la escena del heavy metal latinoamericano.

Desde los primeros acordes, el grupo dio un repaso visceral por su discografía, incluyendo joyas de “Laberinto” y piezas crudas como ‘Las Paredes del Dolor’, encendiendo a un público que no tardó en entregar su apoyo a los chilenos. A esto se sumaron momentos inesperados, como la aparición de Toño Corvalán (ex Chancho en Piedra) en la batería, amenizadas por la conducción energética del periodista Álvaro Pacci, quien ofició de maestro de ceremonias como si el escenario fuese un set de televisión.

Lo de Enigma fue más que una apertura: fue una declaración de principios que revitalizó el espíritu del metal clásico en plena explosión grunge. La conexión fue real, sudorosa y nostálgica, como si los años no hubieran pasado, y dejaron claro que la internacionalización de su propuesta ya no es una promesa, sino una ruta en firme.

QUEENSRYCHE

Después de diecisiete años Queensrÿche volvió a Chile con un set cargado de historia y precisión quirúrgica. El arranque fue casi íntimo, ajustando niveles de guitarra en plena penumbra, como si estuvieran preparándose para una sesión en estudio. Desde los primeros riffs, quedó claro que su vocalista Todd La Torre no solo encarna el legado de Geoff Tate, sino que lo expande: pasa de agudos imposibles a feroces growls como si nada.

Con un show sin visuales de apoyo y una actitud un tanto contenida al comienzo, la fuerza del show estuvo completamente cargada a la ejecución musical y en un setlist de lujo para los fans más fieles, incluyendo tracks esenciales de “Operation: Mindcrime” y primeros registros que pocas veces se escuchan en vivo. Aunque se extrañó la icónica guitarra Scorpion Tri-Ryche o escuchar en su cumpleaños 35 la hermosa balada ‘Silent Lucidity’, cada momento fue defendido con precisión y respeto por la herencia de la banda. ‘Jet City Woman’ y ‘Empire’ se sintieron como himnos ante un público que coreó como si el tiempo no hubiera pasado.

La banda, ahora con La Torre como frontman consolidado, ofreció una interpretación que mezcló técnica con emotividad. Puede que hayan estado tímidos en su despliegue escénico, pero la potencia del directo compensó cualquier falta de parafernalia. Ver a Queensrÿche retomar el pulso en suelo chileno fue presenciar una clase maestra de heavy progresivo, un reencuentro largamente esperado que sin fuegos artificiales y abrazando lo que más importa, la música, nos devolvió a una época dorada con un sonido implacable.

EUROPE

Santiago fue testigo del esperado regreso de Europe, una noche que reventó expectativas y sumó un nuevo capítulo dorado a la historia de los conciertos internacionales del año y del historial de la banda con Chile principalmente. Con un sonido que liberó su potencia y definición durante el correr de los minutos, la banda sueca llenó el recinto coronado por un público mucho más numeroso que la jornada anterior.

Joey Tempest demostró por qué sigue siendo uno de los frontman más carismáticos del hard rock, lanzando acrobacias con su atril y emocionándose al gritar un eufórico “¡Conchetumadre! Santiago is fucking amazing”, mientras la audiencia respondía coreando himnos como ‘Rock the Night’, ‘Open Your Heart’ y la clásica power ballad ‘Carrie’, que encendió luces por todo el recinto. Hubo joyas inesperadas como ‘Walk the Earth’, con un aire épico bien al estilo ‘Kashmir’ de Led Zeppelin, o la versión monumental de ‘Last Look at Eden’ con imágenes en 3D y un sonido que parecía surgir desde las entrañas del escenario.

Aunque el primer golpe no fue tan demoledor como algunos esperaban —“siento que me faltó el first strike para reventar este regreso”, comentaba un fan entre risas—, lo que entregaron fue una experiencia total. Desde una intro bien Deep Purple, pasando por el hit ‘Superstition’ hasta un sorpresivo encore con ‘No Woman No Cry”, Europe cerró con broche de oro al ritmo de ‘The Final Countdown’, recogiendo una colección de banderas chilenas y latinoamericanas, además de varios , completamente rendidos ante tal muestra de maestría, para llevar a su natal Suecia. Más que nostalgia, fue una demostración viva.

SCORPIONS

Scorpions regresó a Latinoamérica con una gira que desbordó nostalgia, fuerza y una ejecución impecable que desafía el paso del tiempo. En su esperada parada por Chile, los alemanes entregaron un show cargado de historia y emoción, donde cada acorde se sintió como un guiño directo al alma de quienes han seguido su trayectoria por más de cinco décadas.

El momento más íntimo llegó con ‘Send Me an Angel’, envuelto en luces tenues y una comunión mágica entre banda y público que erizó la piel. Pero fue en el coro de ‘Wind of Change’ donde el Movistar Arena se vino abajo, con miles de voces coreando al unísono una canción que ya no solo habla del fin de la Guerra Fría, sino que se ha transformado en un himno de esperanza intergeneracional.

Atrás no se quedarán en la memoria el solo del gran Mikky Dee (según Lemmy “el mejor baterista de rock and roll”); o el tremendo escorpión en el escenario cerrando la noche, el reencontrarse con amigos, dar el aguante sin locomoción ni metro hasta pasada la medianoche, y todos los recuerdos que nos deja este fest.A la antigua

El sonido fue demoledor, con un Klaus Meine en gran forma y un Rudolf Schenker que sigue repartiendo riffs con la energía de un veinteañero. Scorpions no solo reafirmó por qué sigue en la cima, sino que dejó claro que sus shows en vivo son una experiencia que se graba a fuego. Las giras de despedida ya no son para decir adiós, sino para vibrar con la celebración del legado de los maestros del rock.

NDR: Mención especial al tributó de la producción para el obituario del rock de los últimos 10 años.

Photos by Sebastian “Manson” Jimenez

Review by Juan “Billy” Carrasco Torres

Produced by The FanLab

Press Voorus

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